lunes, 24 de octubre de 2011

lo ridículo y lo gracioso

LO RIDÍCULO


Aristóteles definió lo ridículo como aquello que ¨está fuera del tiempo y del espacio¨, algo así como ni una cosa ni la otra, ni fa ni fu, no tiene ninguna importancia, pero provoca risa por la ridiculez.

Lo ridículo es una categoría que puede expresarse de dos maneras:
O bien el artista capta la ridiculez propia de una persona o una época en una obra de arte, en cuyo caso transforma lo chocante de la actitud, las situaciones o las costumbres.
O bien tiende a exagerar mordazmente, no con el propósito, como en lo cómico, de provocar risa alegre, sino expresando de tal modo ciertas características de personas o situaciones que resulten ridículas.

Es preciso recordar que no porque se expresa la cursilería, la obra resulte ridícula, sino que es una obra de arte que representa la ridiculez y que por expresarla en forma adecuada, tiene tanto valor estético.




LO GRACIOSO
Tal parece que el arte pudiera desentenderse de la gracia y prescindir de ella, porque puede pensarse que es un simple derivado de la belleza; sin embargo, es tan maravilloso su encanto que aunque está ligada a la belleza, cobra autonomía, logra independizarse y constituirse en categoría estética.

Este movimiento tiene características especiales, si fuera un movimiento pesado, brusco o mecánico, resultaría cómo, grotesco, ridículo;
Debe ser un movimiento fácil, alado, sin esfuerzo aparente; debe implicar que lo espiritual y lo corporal se entregan libre y espontáneamente a sus manifestaciones, lo gracioso es contrario a todo lo que sea afectado o rígido.

Lo gracioso puede elevarse hasta lo sublime (aunque lo sublime jamás descenderá a lo gracioso) y cuando pierde su armonía puede degenerar en la cursilería. Sus principales cualidades son la libertad, la espontaneidad y la espiritualidad, cuya ausencia provocaría la ridiculez.






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